viernes, 31 de enero de 2025

Ingresar ilegalmente a un país: ¡si es un delito!

Tiempo de Lectura: 4 minutos

En el contexto de la legislación migratoria de Estados Unidos, las Secciones 1325 y 1326 del Título 8 del Código Federal de los Estados Unidos desempeñan un papel importante en la regulación del ingreso y reingreso de extranjeros al país del norte. Estas disposiciones legales establecen las bases para la criminalización de ciertas conductas migratorias y definen las sanciones correspondientes.

Por: Javier A Miranda
Corrección: DeepSeek

Las Secciones 1325 y 1326 del Título 8 del Código Federal de los Estados Unidos establecen el marco legal para la criminalización del ingreso y reingreso ilegal al país, con sanciones que varían desde multas hasta largas penas de prisión, dependiendo de las circunstancias individuales. Si bien estas leyes buscan proteger la integridad del sistema migratorio, también han generado un debate significativo sobre su eficacia y justicia, especialmente en relación con los derechos humanos y las causas fundamentales de la migración.

Sección 1325: Ingreso Ilegal

La Sección 1325 tipifica como delito el ingreso no autorizado de un extranjero a Estados Unidos. Este delito se clasifica generalmente como una falta menor ("misdemeanor") y conlleva las siguientes sanciones:

- Primera Infracción: Multa y/o pena de prisión de hasta seis meses.
- Reincidencia: Pena de prisión de hasta dos años.

Es importante destacar que, además de las sanciones penales, los individuos que ingresan ilegalmente pueden enfrentar procedimientos de deportación y otras consecuencias migratorias.

Sección 1326: Reingreso Después de Deportación

La Sección 1326 aborda el reingreso al país de individuos que previamente fueron deportados o removidos. Este acto se considera un delito grave ("felony") y las penas varían según las circunstancias:

- Sin Condenas Penales Previas: Pena de prisión de hasta dos años.
- Con Condenas por Delitos Menores: Pena de prisión de hasta diez años.
- Con Condenas por Delitos Graves: Pena de prisión de hasta veinte años.

Estas disposiciones buscan disuadir el reingreso no autorizado y proteger la integridad del sistema migratorio estadounidense.

A los periodistas, los mamertos y los petristas: Ingresar Ilegalmente a Estados Unidos es un delito, no una cuestión de narrativa

En los últimos días, se ha observado una tendencia preocupante en ciertos sectores del periodismo colombiano y latinoamericano: la romantización de la migración ilegal a los Estados Unidos. Medios y  presuntos comunicadores han adoptado un tono condescendiente y emocional, presentando el ingreso irregular como una historia de lucha y superación, cuando en realidad se trata de una violación a la ley estadounidense con consecuencias legales claras.

A pesar de esta claridad jurídica, muchos periodistas insisten en describir a los migrantes ilegales como "viajeros en busca del sueño americano" o "víctimas del sistema", minimizando el hecho de que cruzar la frontera sin autorización es una transgresión de las leyes de inmigración de los Estados Unidos y de cualquier país.

La romantización del delito

Mientras en Colombia y otros países latinoamericanos se tolera cierta informalidad en el cumplimiento de la ley, Estados Unidos tiene un sistema que, criminaliza la entrada ilegal sin excepciones dentro de los marcos establecidos.

En cuanto a los extranjeros que ingresan o residen en Colombia sin la documentación adecuada, la normativa no contempla sanciones penales directas, pero sí dispone medidas administrativas aplicadas por Migración Colombia, el organismo encargado del control migratorio en Colombia. Estas medidas pueden incluir multas económicas, expulsión, deportación y, en algunos casos, la inadmisión en futuras solicitudes de ingreso al territorio nacional. (¡Igual que en Estados Unidos!)

El tratamiento de la migración irregular en Colombia se enfoca principalmente en la regulación administrativa y la protección de derechos fundamentales, equiparándose a otros países como Estados Unidos, donde la entrada ilegal es tipificada como un delito con penas que incluyen multa y/o deportación. Colombia tiene una normativa migratoria mediante controles y sanciones para quienes no cumplan con los requisitos de ingreso y permanencia legal en el país. 
(¡Igual que en Estados Unidos!)

El compromiso del periodismo no debe ser encubrir la ilegalidad con discursos emotivos, sino informar con precisión, responsabilidad y respeto por el marco legal de cada país; por eso es importante que los presuntos periodistas mantengan la objetividad y no manipule la realidad legal para ajustarla a narrativas emocionales. Informar con veracidad implica reconocer que quienes ingresan sin documentos a los Estados Unidos están incurriendo en un delito (en ese país), y que esta conducta tiene consecuencias, incluyendo deportación, sanciones económicas y, en muchos casos, prisión.


lunes, 27 de enero de 2025

Catatumbo, FARC, ELN y los Intereses Ocultos del Narcotráfico

Tiempo de lectura: 5 min



La situación en el Catatumbo colombiano, una región fronteriza con Venezuela, sigue siendo un punto neurálgico en la guerra contra el narcotráfico. Sin embargo, a medida que las piezas se mueven sobre este tablero geopolítico, surge una interrogante: ¿están los presidentes de Colombia y Venezuela realmente atacando a los grupos armados ilegales, o es este un juego de apariencias para proteger intereses mucho más profundos y, sobre todo, lucrativos?

Por: 
ChatGTP
Corrección: 
Javier A Miranda

Las FARC y el control del narcotráfico en el Catatumbo: ¿Enemigos o aliados?

A pesar de la desmovilización, las FARC siguen teniendo un control significativo sobre las rutas del narcotráfico en el Catatumbo. Esta zona sigue siendo clave para el tráfico de drogas hacia Venezuela y, en última instancia, hacia Haití, un punto de tránsito crítico. Sin embargo, hay algo que no encaja. ¿Por qué el gobierno venezolano, que históricamente ha mantenido una relación de complicidad con las FARC, parece ahora atacarlas de manera selectiva? ¿Será que el verdadero objetivo no es eliminar el narcotráfico, sino controlar quién tiene el poder sobre estas rutas, mientras protege al ELN, su aliado en el negocio?

El ELN: ¿Un chivo expiatorio para salvar a las FARC?

Por otro lado, el ELN ha jugado un papel clave en el narcotráfico, pero en vez de ser atacados directamente como las FARC, parecen gozar de cierto "respaldo" indirecto. El gobierno colombiano ha intensificado sus esfuerzos contra el ELN, pero la pregunta es: ¿realmente está luchando contra ellos, o simplemente está deshaciendo a un rival para que las FARC continúen controlando las rutas de narcotráfico sin competencia? Este movimiento parece tener un claro objetivo de permitir que las FARC sigan dominando las rutas hacia Venezuela y Haití, mientras que el ELN es manejado como una pieza de cambio dentro del escenario geopolítico.

Venezuela y la relación ambigua con las FARC y el ELN

Venezuela, por su parte, ha sido acusada de colaborar con las FARC en el pasado, pero ahora parece estar atacándolas. ¿Es acaso este un cambio genuino en su política, o simplemente un movimiento para proteger al ELN, su socio estratégico en el narcotráfico? A medida que el conflicto se intensifica, es curioso cómo Venezuela parece actuar en defensa de los intereses del ELN, mientras que las FARC se ven expuestas a ataques selectivos. Si bien el gobierno de Maduro puede estar buscando una fachada de "limpieza" en su lucha contra el narcotráfico, no se puede descartar que este "ataque" a las FARC también sea una forma de manejar el juego de poder entre estos grupos, priorizando las rutas que más le benefician.

Las rutas del narcotráfico: Catatumbo, Venezuela, Haití

El flujo de drogas desde Colombia, pasando por Venezuela, y terminando en Haití es clave para entender este rompecabezas. Haití, que ha sido históricamente un aliado de Venezuela en varios aspectos, actúa como un puente crucial en el narcotráfico. Este país no solo facilita la salida de cargamentos, sino que también está profundamente involucrado en las dinámicas regionales. Entonces, ¿por qué los presidentes de Colombia y Venezuela parecen estar atacando o protegiendo a ciertos grupos, mientras permiten que las rutas de narcotráfico se mantengan activas? La respuesta podría ser más simple de lo que parece: mientras se enfrentan en apariencia, cada uno está protegiendo sus propios intereses en el negocio del narcotráfico, que finalmente sale hacia Haití.

El viaje de Petro a Haití: ¿Una visita de cooperación o una maniobra política?

Recientemente, el presidente colombiano, Gustavo Petro, viajó a Haití, un destino que no parece casual. Aunque el gobierno afirma que se trató de una visita para discutir cooperación, la verdad es que Haití juega un papel fundamental en las rutas del narcotráfico. La presencia de Petro en Haití podría ser mucho más que una mera visita diplomática. Quizás este viaje tiene que ver con establecer acuerdos sobre el control de las rutas que conectan Colombia, Venezuela y Haití. A través de estas alianzas, tanto el gobierno colombiano como el venezolano pueden asegurar que sus intereses en el narcotráfico sigan siendo protegidos, mientras las apariencias de lucha contra el narcotráfico se mantienen.

El verdadero juego detrás de los ataques

La lucha contra las guerrillas y los grupos armados ilegales en el Catatumbo y otras regiones colombianas parece estar profundamente entrelazada con intereses mucho más complejos. Los ataques a las FARC, por parte de Venezuela, y al ELN, por parte de Colombia, no son simples enfrentamientos entre grupos insurgentes y gobiernos, sino maniobras estratégicas en una guerra geopolítica por el control de las rutas del narcotráfico. Mientras el ELN recibe cierto respaldo indirecto por parte de Venezuela, las FARC parecen ser sacrificadas para asegurar que el control de las rutas hacia Haití siga en manos de aquellos que pueden manejarlas a su favor.

En última instancia, el narcotráfico sigue siendo la clave de este conflicto. Los presidentes de Colombia y Venezuela no parecen estar luchando por la erradicación de la droga, sino por mantener el dominio sobre las rutas de distribución que, por una razón u otra, siguen siendo la base de sus economías y poderosos intereses. Y en medio de todo esto, Haití sigue siendo el punto de convergencia, donde las alianzas se solidifican y las decisiones se toman lejos de los ojos del mundo.